lunes, 1 de agosto de 2011

Él.


Me despierto y es en lo primero que pienso. Lo veo sin querer verlo. Pero sé que me lo cruzaré. Hago de tripas corazón. Me visto, salgo a la calle bien abrigada. Que la bufanda y el gorro me hagan invisible. Quiero ser la voyeur de mi dolor. Ahí va a estar, como cada día, en la esquina que nos unió. Me haré la despistada und día más. Una nube con forma de elefante, una hoja roja en la calzada, un afortunado perro meón; apartaré la mirada. Sólo un instante. Es siempre más fuerte que yo. Me puede. Lo miro. Me sonríe. Ya ganó. Maldito payaso burlón.

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