El amor se esconde en la ciudad. En muchos bancos, en aquella calle, en algunos cines, en pocos restaurantes, en otros bares, en el sabor de esa clara, o incluso de algunos cigarrillos, con la fritura de los calamares, tras las luces de una feria, dentro del teatro, en ese y ese cine, en las calles oscuras del centro, en ciertos rincones y recovecos, en sus entrañas. Allí lo guardaré. Quizá un día me pasee para recordarlo. O acaso sólo lo haga para borrar su memoria de mi ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario